lunes, 25 de abril de 2011

¿Que piensa la gente común?


Ya desde el titulo comienza a vislumbrarse el contenido de este texto, pero ahora bien, es probable que tenga dificultades desde el comienzo, pues, ¿Qué entiendo por gente común?
La gente por lo que he observado, suele tener un mismo patrón de comportamiento mas allá del status social, de su nivel de educación, de los valores que se le han sido inculcados, del contexto en el que se ha desarrollado…etc. Es un sello que los caracteriza a todos por igual, se trata del instinto, este es el motor que los moviliza.
He visto como el “señor” y el humilde caen presas de sus bajos instintos de la misma burda manera, por las mismas intrascendentes razones y bajo las exactas mismas circunstancias; inmediatamente y sin poder evitarlo me viene a la mente la canción de Serrat “Fiesta”, la cual da cuenta  de cómo en el fondo todos transcurren por ese momento en el que sin importar de donde vengan sucumben a su naturaleza.
..Y con la resaca a cuestas
vuelve el pobre a su pobreza,
vuelve el rico a su riqueza
y el señor cura a sus misas…
La sociedad suele hacer “la vista gorda” y finge en la mayoría de los casos no ver estas similitudes, cubren con dinero o pomposos títulos las miserias, aquellas que otros despojados de aquel “velo”, no pueden ocultar.
Entonces, ya que el instinto lleva en general a una misma forma de comportamiento, infiero muy a la ligera y obviamente sin pruebas fehacientes que de esto se trata el común de la gente, de un compendio de personas que mas allá de sus diferencias de diversa índole tiene un punto en común, sus prácticas, sus hábitos, aquellos que los hacen reaccionar, que son como un detonante igualador, unificador. Fuera de este grupo quedan evidentemente, aquellos a quienes sus instintos y comportamientos no influyen de la misma manera que en el resto; es decir, personas que no participan activamente de la sociedad ya sea por causa de alguna enfermedad o por tratarse de niños de corta edad y por supuesto, aquellos quienes su agudo realismo y su extrema capacidad analítica y comprensiva los hacen simplemente merecedores de ser tildados como diferentes.
Este tan liviano “común de la gente” representa a mi parecer un 90% de la población, estos componen definen y condicionan a nuestra sociedad, sin plena conciencia de ello nos arrastran, nos empujan hacia un desarrollo del medio cada día mas instintivo ergo menos racional. El hecho reside en que, mientras continuemos oyendo nuestro ser pasado e ignorando nuestra mas incuestionable diferencia con los seres no evolucionados – la capacidad de razonar- más profundamente iremos  empantanándonos.
Esto, por otro lado, tiene que ver sin lugar a dudas –una vez más- con la idiosincrasia de cada nación, la cual le pese a quien le pese sigue siendo un factor externo, una causa profunda de importancia, pues el desarrollo de la educación, de la comunicación así como aquel inevitable impulso innato varían de región en región. Algunas son más propensas a caer en la demagogia, en el cinismo, en la manipulación, en la ignorancia y hasta en la bajeza -con tintes de chabacanería- más fácilmente que otras; y esto es algo que se fue alimentando inevitablemente con el correr de los siglos. Nuestra gente es alarmantemente proclive a los malos hábitos, pero eso no es más que el resultado de una costumbre transmitida generación tras generación.
Volviendo ahora al tema principal – que piensa la gente común- debo decir que es algo que siempre me ha intrigado,  a veces hasta el punto de caer en estados de ira y decepción. Hay momentos en los que se me hace absurdo creer como ciertas personas logran derivar en conductas tales que los llevan a parecer indignos de su posición o títulos. La forma en que irreverentes se jactan de ser mejores ya sea de un sector  humilde o bien de sus colegas, de sus pares y hasta incluso descalificando a ilustres personalidades.
¿A que me refiero puntualmente? Bien, estoy hablando de la insoportable manera en que las personas interpretan su contexto, de aquel penoso proceder en que se venden por un puesto de trabajo, de la triste y etérea forma en la que conciben  la verdad, de cómo son capaces de girar para el lado que el viento los lleve  cual “veletas” sin culpas ni remordimientos, sin dignidad ni autorrespeto. Me refiero también a la obsecuencia desmedida y descuidada ante un “Sr.Perro” o ante algún advenedizo megalómano, de la falta de convicciones, de la incoherente y fluctuante noción de dignidad, de la inverosímil concepción de la realidad y de la sobreactuada reacción ante consecuencias inevitables previamente anunciadas.
Dentro de este amplio rango de personas hay tanto letrados como incultos (pasando en medio por una amplia gama de sectores) ambos caen ineludiblemente en el cliché de defender las mismas mentiras, todos se regodean en su pestilencia defendiendo lo indefendible, con las mismas técnicas aplicadas mas elaboradamente o menos según la persona pero cayendo indefectiblemente en la misma bajeza, es que mas allá de la cuna en que se haya nacido, la naturaleza llama, tira desde adentro de sus mentes conduciéndolos en definitiva hacia un mismo marcado desenlace.
Son iguales los que en un extremo roban para obtener los bienes a los cuales no pueden acceder, que aquellos que usan los fondos de una organización en nombre de los niños para pasar unas lindas vacaciones o cenar en un coqueto y chic establecimiento. Son exactamente los mismos, su pensamiento en el fondo converge, roban para obtener lo que no pueden o por un atajo hacia aquello que añoran.
Así también, dominados por la misma naturaleza caen aquellos que temen expresar su opinión, su punto de vista por mas “pequeño” que sea por el solo afán de mantener una imagen, de no ser juzgados, también lo hacen así quienes dan vuelta su rostro ante un delito o quizás aquellos que utilizan las opiniones de los demás en perjuicio de otros, tomando un micrófono avalados por la ideología de turno descalifican altivos y petulantes a quien piensa diferente.
La base del pensamiento en todos estos casos es el mismo, y es también muy típico, no importa dónde te encuentres siempre sentirás en el interior esas polillas que te harán retorcerte, influenciándote y haciéndote tropezar una y mil veces con el mismo modus operandi . Rezan, “me mantengo neutral, ¿para qué jugarme? si total en definitiva es preferible ser un “panqueque” y pasarla bien”, ser débiles de conciencia era un habito entre los individuos de antaño pero cada día una usanza mezcla con vicio para los de hoy. La gente piensa igual, no cambia, no avanza, de lo contrario nuestra realidad sería completamente otra.
La superficialidad, por otro lado, es tan patética y desubicada tanto en alguien que no sabe el significado de esta palabra y lo lleva a cabo solo por inercia, en alguien educado en un mundo material y plástico, como en alguien que se pasea por la vida con una libreta tapizada de dieces. De estos últimos se suele decir, -si tan bien les va académicamente quizás, sea de aquellos que “piensan diferente" pero, no!- No necesariamente-, esto solo significa que son estudiosos o inteligentes, que saben de dieces pero no de la vida, en general suelen guiarse por estereotipos al igual que el resto. Su gran capacidad para retener información útil a fines diversos no les impide caer en las redes de la banalidad del pensamiento común.
 Ademas, viven la promiscuidad de la misma manera aquellos instruidos en colegios de primera, que quienes sufren de NBI. No obstante, a estos últimos –muchas veces- se los conoce entre bambalinas con nombres y adjetivos ofensivos y denigrantes; mientras que los otros simplemente  son “divinos, frescos, libres y jugados”. Pero no nos descuidemos, en el fondo no dejan de pensar y proyectar sus vidas “amorosas” y familiares en el exacto mismo modo.
Nos quieren engañar, pretender que esta oleada de pensamiento equitativo y generalizado se torne crónico y normal; buscan que nos abarque a todos, incluso a aquellos que con algo de lucidez aun logran pensar diferente. Los engañadores, tienen plena conciencia de esta endémica tendencia a caer en el pensamiento comunitario y necesitan extenderlo porque solo con este comportamiento podrán de una vez por todas extender el control sobre el total de las personas. Conocen la debilidad innata del ser, saben que la gente que llevan a los “actos” lo harán por un “choripan” pero también advierten que a un empresario lo compraran  con un beneficio, a un asalariado con un falso aumento, a un estudiante con un “cantico” y un ideal decorado…y así sucesivamente, comprenden sin vacilar que en el fondo tienen iguales patrones de pensamiento y que igualmente se entregaran, sumisos y contentos, rindiéndose a su pseudo conformismo de momento.
Porque el común de la gente vive en el ahora, lo general es un pensamiento muy jovial y fresco pero irresponsable en extremo, la suma de todos sus “ahoras” dará como resultado el futuro, y ese pensamiento frívolo, ligero y mediato es tanto más abrumador que el de aquellos que se detienen a observar, sin embargo,  como son mayoría termina por arrastrarnos a todos ¿hacia dónde? Yo diría que hacia un futuro igual, laxo y cada días más insufrible. Aunque hay que tener en cuenta que esta insufribilidad de la que hablo no es un apocalipsis necesariamente, es más bien una condición de vida que gradualmente nos va envolviendo y simbióticamente nos va consumiendo, quizás sin darnos cuenta, quizás hasta acostumbrándonos a ello, como un enemigo que nos circunda… quien sabe? No estoy segura, tampoco de saber verdaderamente que piensa la gente! Es más puede que  ya no piensen,  que solo respondan…a sus pensamientos, a sus instintos, a su 
naturaleza, a sus sentimientos, a su excitación o simplemente a un  gobernante precariamente ilustrado con delirios de caudillo.

"He oído el contar de muchos años y muchos años tendrían que atestiguar el cambio. La pelota que arroje cuando jugaba en el parque aún no ha tocado el suelo".
Dylan Thomas

3 comentarios:

  1. Bello. Reaccionario. Yo a los 47 melo sigo preguntando: En que piensa la gente?

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  3. Gracias, yo con 22 intento comenzar a comprender

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